No sabíamos muy bien qué esperar cuando pusimos rumbo a la Ermita de San Bernabé, en pleno Monumento Natural de Ojo Guareña. Lo que sí sabíamos es que tenía buena pinta… pero no esperábamos alucinar tanto. Literalmente, esta mezcla entre cueva milenaria y templo excavado en la roca nos pareció uno de los lugares más mágicos (y fotogénicos) de la provincia de Burgos.
Y es que no todos los días se visita un sitio con restos humanos de hace miles de años, una ermita pintada a mano con martirios por doquier y un altar esculpido directamente en piedra caliza. ¿Tienes curiosidad? Pues prepárate, que este sitio es historia viva entre paredes húmedas y frescos medievales.

Cueva Ermita de San Bernabé, Ojo Guareña.
- 1. 📖 Historia de la Cueva Ermita de San Bernabé
- 2. ⛰️ Entorno natural del Monumento de Ojo Guareña
- 3. 🕯️ Nuestra visita a la Cueva Ermita de San Bernabé
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- 3.1. Visita guiada por el túnel
- 3.2. El huesario
- 3.3. La Cueva Ermita de San Bernabé
- 3.4. Bajada al sumidero
- 4. 💡Recomendaciones visita Ermita de San Bernabé
- 5. 🎟️ Horarios y precio de la entrada
- 6. 🧭 Qué hacer cerca de Ojo Guareña
📖 Historia de la Cueva Ermita de San Bernabé
En nuestro viaje por la provincia de Burgos nos topamos con una de las grandes joyas de la provincia, la Cueva – Ermita de San Bernabé. Situada en el corazón del Monumento Natural de Ojo Guareña, no nos imaginábamos que íbamos a conocer uno de los lugares más sorprendentes y mágicos de la provincia de Burgos. Esta ermita excavada parcialmente en la roca no se fusiona con la naturaleza, y la historia, pues han encontrado restos humanos en su interior de miles de años.
La cueva de Ojo Guareña, donde se encuentra la ermita, es un complejo kárstico de más de 110 kilómetros de galerías subterráneas, lo que la convierte en una de las más extensas de Europa. Se tienen registros de que ya era habitada en tiempos prehistóricos: desde neandertales hasta comunidades medievales han dejado sus huellas aquí, algunas incluso grabadas o pintadas en sus paredes. Y ahora venimos nosotros a decir que hemos encontrado una joya en Burgos…
La ermita actual se construyó entre los siglos XVII y XVIII, aunque algunos elementos arquitectónicos, como el altar excavado en la roca o los frescos murales, tienen una carga simbólica que conecta con las creencias populares de la época. Aquí se rendía culto a San Tirso y San Bernabé, siendo quien acabaría dando nombre al lugar.
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Puentedey, Espinosa de los Monteros y la ermita excavada en roca de San Bernabé en una sola excursión. Historia, paisaje y rincones únicos de Burgos. Reserva aquí tu plaza y descúbrelo por ti mismo.
⛰️ Entorno natural del Monumento de Ojo Guareña
Si hay algo que nos sorprendió tanto como la propia ermita, fue el entorno que la rodea. Y no exageramos. Pasear por aquí es como meterte en un documental de La 2, pero en directo y con las botas llenas de barro.
La Ermita de San Bernabé está en pleno corazón del Monumento Natural de Ojo Guareña, uno de los espacios protegidos más importantes de Castilla y León. Aquí no solo hay cuevas infinitas y paredes que cuentan historias… también hay un ecosistema vivito y coleando, con gargantas, bosques de robles y hayas, y formaciones rocosas esculpidas por el río Guareña a lo largo de miles (sí, miles) de años.
Y como buenos amantes del senderismo y las maravillas naturales, no pudimos evitar emocionarnos al saber que por esta zona viven especies tan especiales como el murciélago de cueva, el tritón jaspeado o el alimoche, ese ave que últimamente parece empeñada en colarse en todos nuestros viajes.

Lo mejor es que todo está muy bien preparado para el visitante: caminos señalizados, miradores espectaculares y pasarelas que te permiten explorar sin poner en peligro este pequeño paraíso. Uno de los sitios que más nos flipó fue el sumidero del Guareña, justo donde el río desaparece bajo tierra como por arte de magia. También hay vistazas al cañón del Trema, perfectas para sacar la cámara y lucirte en Instagram (o simplemente admirar el paisaje).
La zona es tranquila, poco masificada y perfecta para una escapada en familia. Nosotros vinimos con los nuestros y fue de esos días en los que todo encaja: buena caminata, vistas que quitan el hipo y un entorno que te hace sentir pequeñito pero feliz.
📍 Cómo llegar a la Ermita y dónde aparcar
Llegar a la Ermita de San Bernabé es bastante sencillo, aunque el último tramo tiene su punto de aventura. El sitio se encuentra en la Merindad de Sotoscueva, al norte de Burgos, y puedes llegar cómodamente en coche desde Espinosa de los Monteros o Villarcayo. La carretera que sube al monumento natural está asfaltada y en buen estado, pero ojo: es estrechita y con curvas, así que si tu copiloto es de los que gritan en cada curva, ya sabes… paciencia y marchas cortas. Nada grave si vas tranquilo.

Una vez arriba, hay un aparcamiento gratuito justo al lado del centro de visitantes. Desde ahí parte el caminito que te lleva directo a la ermita. En menos de 5 minutos a pie ya estás plantado delante de esa fachada única, con su puerta de madera encajada directamente en el acantilado. Eso sí, si vas en Semana Santa o algún festivo como hicimos nosotros, vete con tiempo porque el parking se llena más rápido que una terraza en verano. Pero no te preocupes, con un poco de paciencia algún hueco acaba saliendo.
🕯️ Nuestra visita a la Cueva Ermita de San Bernabé
Fuimos una tarde cualquiera, en plan familiar, con alguna expectativa… y salimos maravillados. Por sólo 4 € por persona, nos metimos en una de esas visitas que lo tienen todo: historia, misterio, arte y un puntito de emoción que tiene meterse en una cueva.
Visita guiada por el túnel
La experiencia empieza en el centro de visitantes, donde antes de iniciar el recorrido te pondrán un casco por tu seguridad (y para que parezcas un huevo). Primero nos metieron en una primera pequeña galería con un vídeo introductorio que servía de contexto: cómo se formó el complejo kárstico, qué culturas lo habitaron y cómo fue el proceso de descubrimiento y restauración. En apenas unos minutos, uno ya siente que está a punto de entrar a un lugar misterioso con miles de años en la espalda.

La visita guiada comienza con un paseo por un túnel acondicionado, que atraviesa la roca con vistas a distintas alturas del sistema de galerías. A través de barandillas y miradores seguros, se pueden observar silos excavados en el suelo, usados antiguamente para almacenar grano y otros productos. El guía nos explicó que en esta zona también se han hallado restos cerámicos, herramientas y marcas que demuestran sus usos agrícolas y rituales.

Lo único que empañó un poco este primer tramo fueron los rallajos y grafitis que se ven en algunas paredes. Nos dijeron que son anteriores a la protección del lugar y que han sido dejados como ejemplo de por qué es tan importante conservar el patrimonio. Aun así, cuesta no sentir rabia al ver cómo la ignorancia puede dañar algo tan valioso. En ciertas zonas no accesibles al público se conservan pinturas rupestres y huellas prehistóricas, de personas que algún día habitaron este lugar. Estos espacios están siendo investigados y protegidos.
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El huesario
El segundo tramo de la visita nos llevó por una pequeña puerta hasta una galería más apartada, y ahí, sin previo aviso, nos encontramos con uno de los lugares más sobrecogedores del recorrido: el huesario. El nombre ya hace spoiler, pero aunque te lo esperas, siempre impacta. En esta estructura se exponen, de forma científica y muy cuidada, restos humanos encontrados en la propia cueva.
Pero lo que más impacta no es solo ver huesos antiguos. Es saber que esos restos cuentan historias de verdad: de quiénes vivieron aquí, qué comían, cómo enterraban a sus muertos o cómo fueron cambiando con los siglos. Son huellas humanas, testigos de un pasado que está por estudiarse.
La Cueva Ermita de San Bernabé
La guinda del pastel. Así podríamos describir la última parada de la visita guiada: la Ermita de San Bernabé, una joya excavada en la roca que parece fundirse con la montaña, como si hubiera estado ahí desde el principio de los tiempos. Por fuera ya impone, pero es al cruzar su puerta cuando de verdad te atrapa. Silencio absoluto, paredes de piedra viva y una atmósfera tan densa que casi puedes tocarla.

Construida entre los siglos XVII y XVIII, esta ermita no solo está dedicada a San Bernabé, sino también a San Tirso, aunque este último anda un poco olvidado salvo por algunas inscripciones que aún se leen grabadas en la roca. Cada 11 de junio el lugar celebra las fiestas del pueblo: procesiones, cantos, vecinos y romería. Pero incluso sin gente, sin música ni banderas, el sitio vibra con una energía especial.
Una de las cosas que más nos sorprendió fueron los frescos que cubren la bóveda, pintados entre los siglos XVIII y XIX. No esperes la precisión de Miguel Ángel, pero sí una fuerza narrativa que te atrapa sin remedio. Entre esas escenas se relatan con pinceladas intensas la vida y martirio de San Tirso, un soldado romano que lo dejó todo por su fe, y episodios de San Bernabé luchando contra los infieles. Estas pinturas, lejos de ser meramente decorativas, funcionaban como una Biblia ilustrada en tiempos en los que pocos sabían leer, pero todos entendían el lenguaje del símbolo, el color y el miedo al infierno.

Y si hay un rincón que nos dejó clavados fue el altar. Excavado directamente en la piedra, sin mármoles, sin oro, sin ornamentos. Solo piedra viva y fe en estado puro. Desde una pequeña claraboya en el techo, entra luz que añade un toque místico a esta escena.

Bajada al sumidero
Después de la visita oficial —y ya con todas las fotos y vídeos del mundo— decidimos explorar un poco más por libre. Y menos mal que lo hicimos. Desde el mismo exterior de la ermita, parte un sendero facilito que baja hasta otro de los puntos chulos del entorno: el sumidero del Guareña.

No hace falta entrada ni guía para este tramo. Solo ganas de caminar y dejarte llevar. Eso sí, el camino tiene su intríngulis: entre el barro, los charcos y la pendiente, que haciendo pequeñas paradas es algo más que asequible. Pero todo esfuerzo vale la pena cuando llegas abajo y ves como el río entra en la cueva y desaparece por completo.

💡Recomendaciones visita Ermita de San Bernabé
Si vas a visitar la Ermita de San Bernabé y la cueva, aquí van algunos consejos que te vendrán genial para disfrutar al máximo y que nada te pille por sorpresa:
👟 Lleva calzado cómodo y que no te dé pena ensuciar. Aunque no es una ruta larga, el terreno tiene sus tramos de tierra, piedras y algún que otro charco sorpresa.
🧥 Una chaqueta fina siempre viene bien. Dentro de la cueva refresca todo el año, y se agradece el contraste si vas en verano.
📷 Las fotos están permitidas en zonas concretas, pero sin flash. Mejor así: cuidamos el lugar y de paso te salen fotos más naturales.
⏰ Llega con algo de antelación. Sobre todo si eres de llegar tarde. Si no estás a tu hora de entrada, te quedas fuera.
🍃 Respeta el entorno, que no se cuida solo. No salgas de los senderos, no toques las paredes y, por favor, no dejes basura. Este lugar es tan mágico como frágil.
🎟️ Horarios y precio de la entrada
La entrada general cuesta 4 € por persona y te da acceso a la visita guiada combinada de la cueva + ermita, que dura unos 45 minutos y está más que bien organizado. Los horarios varían según la temporada, pero en general hay pases cada hora desde las 10:00 hasta las 18:00. Si vas en festivo, verano o puente, mejor reserva con antelación para evitar quedarte fuera.
🗺️ Tipos de visita disponibles:
- Visita combinada (cueva + ermita): la más completa y la que recomendamos sin duda. Vas con guía, accedes al interior, y no te pierdes nada.
- Solo ermita: disponible solo algunos días y con menos frecuencia. Bien si ya has visto la cueva antes o si vas con prisa.
- Visita libre: puedes recorrer la parte exterior, miradores y senderos sin coste ni reserva. No accedes a la gruta, pero sí disfrutas del paisaje y la fachada principal.
- Cueva Palomera: recorrido de 4 horas por diferentes tramos de la cueva. Nivel avanzado.
🧭 Qué hacer cerca de Ojo Guareña
- Rutas de senderismo
Desde el propio aparcamiento salen varias rutas señalizadas, aptas para todos los niveles (sí, incluso para los que dicen “yo no hago senderismo, solo paseo”). Puedes acercarte hasta el Sumidero del Guareña, una grieta natural por donde el agua desaparece en la montaña, o seguir el sendero que sube al Mirador del Ventanón, desde donde se ve TODO el valle… y más allá si el día está despejado. Tampoco puedes perderte la mini ruta a la Cascada de la Mea.

- Pueblos únicos
Muy cerca tienes pueblos que parecen sacados de un catálogo de turismo rural. Espinosa de los Monteros, por ejemplo, muy pequeño pero su plaza nos encantó. Y si te van los sitios tranquilos de verdad, pásate por Quintanilla del Rebollar, donde hay queserías artesanas, tabernas familiares y muchas ganas de contarte historias del lugar. Otros de los pueblos que no puedes perderte son Puentedey y Orbaneja del Castillo, nuestros favoritos de la zona.

La Ermita de San Bernabé y la cueva de Ojo Guareña son una de esas joyas que, aunque no salen en todos los mapas turísticos, tienes que visitar. La visita está súper bien organizada, es accesible, económica (¡solo 4 € por persona!) Nosotros fuimos en familia, sin prisas, y nos lo pasamos genial. Porque sí, este sitio merece estar en tu próximo Plan D. Estate muy pendiente a nuestra web, que muy pronto continuaremos con los artículos de Burgos.