Villajoyosa: el lugar donde el mar se tiñe de colores y huele a chocolate

Si aún no conoces Villajoyosa, déjame decirte que estás perdiéndote de uno de los rincones con más buenas vibes de Alicante. ¿Puede un lugar tener sabor a mar, olor a chocolate y vestirse de colores? Sí, y se llama La Vila Joiosa o, como la conocen cariñosamente, La Vila. Un pueblo marinero de la Costa Blanca que es pura energía, donde las casas sonríen, el mar te invita a remar, y el pasado romano aún susurra historias bajo nuestros pies.

Piensa en fachadas que parecen sacadas de nuestra caja de lápices de colores Alpino de cuando éramos pequeños, y playas con un agua tan azul que no tienen qué envidiar a las de la Riviera Albanesa.

La Vila nos hizo sentir en casa, nos hizo reír, y nos recordó que, a veces, el destino perfecto está más cerca de lo que crees. Un lugar para disfrutar del Mediterráneo (y llenar tu feed de fotos guapísimas). ¿Tú también quieres una dosis de alegría con sabor a chocolate y a mar? Pues sigue leyendo que te contamos todo lo que no te puedes perder para que tu escapada sea 🔥.

La Vila Joiosa, o La Vila para los colegas, etimológicamente significa «la ciudad alegre». Y no nos extraña porque un lugar con un clima tan agradable, junto al mar, con unas aguas azul turquesa que no tienen nada que envidiar a las playas de Punta Cana o de la Riviera Albanesa, con una paleta de colores arquitectónica, y ese aroma inconfundible a chocolate que inunda sus calles… ¡Cómo no va a ser alegre! Pero a PlanDviajero también le gusta darle a Villajoyosa otro apodo, que es el de “Joya del Mediterráneo”.

La Vila no es una joya sólo por sus playas de ensueño y fachadas de colores súper instagrameables, lo es porque cada rincón respira historia, un auténtico museo al aire libre.

Su ubicación junto al mar es el nexo de la vida en La Vila, desde sus raíces íberas y su esplendor como ciudad romana, hasta la actualidad. Por ella han pasado civilizaciones que dejaron huella. Los romanos levantaron aquí la antigua ciudad de Allon. ¿Pruebas de ello? Pues las tienes a simple vista con sus termas (actualmente en proceso de desenterramiento y acondicionamiento), la Torre de Sant Josep o de Hércules, o en el Vilamuseu, donde se conservan mosaicos, piezas de cerámica y hasta ánforas recuperadas del pecio Bou Ferrer, un naufragio de la época de Nerón que sigue siendo excavado frente a sus costas bajo el mar.

Pero si hay algo que marca la esencia de La Vila Joiosa, es su alma marinera. Pescadores que salían a faenar antes del amanecer, redes, bullicio y sal. Una conexión con el mar que se sigue viendo a día de hoy en la subasta del pescado fresco en la lonja, o en el Casco Histórico. Sí, este arcoiris no es postureo, tenía un sentido práctico. Las fachadas de las casas se pintaban con colores vivos para que los marineros pudieran reconocer su hogar desde el mar.

Nuevamente, su ubicación vuelve a ser protagonista y es que esto, significaba que Villajoyosa fuera un lugar susceptible a la piratería, ataques berberiscos, etc. Es por eso que la ciudad se fortificó en el siglo XVI  levantando unas grandes murallas que actualmente pueden verse parcialmente. Fueron muy dañadas durante la Guerra de Sucesión y al perder su valor, no fueron reconstruidas sino que se construyeron casas encima. Aunque tenemos que admitir que le da cierto encanto a la ciudad.

Y sí, como decíamos, también huele a chocolate. Te preguntarás, ¿pero por qué hay tanta industria chocolatera en Villajoyosa? Porque en el siglo XIX muchas familias vileras se lanzaron a comerciar con América y, a su regreso, trajeron consigo uno de los tesoros más dulces del continente y nuestro afrodisíaco favorito: el cacao. Nombres como Chocolates Valor, Marcos Tonda, Chocolates Clavileño o Chocolates Pérez.

Todo este auge económico ligado al mar y al comercio con América, trajo consigo la riqueza en familias vileras. Es por eso que mientras paseas, encontrarás edificios muy exclusivos de estilo modernista de finales del siglo XIX y principios del XX. Por ejemplo, en la Calle Colón (la vía principal de La Vila) está el Xalet de Centella, un antiguo palacete con plantas traídas directamente de América. Hoy en día es la Oficina de Turismo.

¿Ahora entiendes por qué la ciudad alegre es una joya? Pues sigue leyendo más abajo para terminar de convencerte de que debes venir a La Vila Joiosa.

Sin duda la joya indiscutible de Villajoyosa es su casco histórico, un Bien de Interés Cultural. Fachadas rojas, azules, verdes, naranjas y amarillas decoran cada esquina. Como si alguien hubiera decidido que la alegría de Villajoyosa también debiera estar reflejada en las paredes. Una identidad súper personal.

Seguramente te recordará al Cinque Terre… Como hemos adelantado antes, la pesca fue un motor económico muy importante para La Vila, y el color de sus casas tenía como función el facilitar su reconocimiento. Lo que no te habíamos contado es que siguieron la estética y la arquitectura tradicional de otros pueblos marineros comerciantes del sur de Francia o el norte de Italia.

¡Ah! Y si te fijas bien, en algunas casas encontrarás pequeños detalles cerámicos o dibujos graciosillos.

El Carrer Arsenal es el centro neurálgico del municipio, la conexión entre La Vila y la playa. Un lugar que, sobre todo en verano, rebosa vida entre heladerías, bares y restaurantes. Un paseo marítimo muy ancho ideal para dar un paseo sentarte en una terraza con vistas al mar y siempre, con ambiente.

En esta lista de lugares que ver en Villajoyosa no podía faltar la Plaza Castelar, un rincón que parece sacado de la Toscana con sus terrazas, árboles y las fachadas coloreadas (archiconocidas en este post). Preside aquí la Iglesia de la Asunción, un templo del siglo XVI que contrasta por su arquitectura sobria entre tanto color.

Estamos ante el corazón medieval de la ciudad. Una iglesia fortificada cuyo exterior posee elementos de arquitectura civil, la torre-fortaleza y el ábside que forma parte de la torre mayor de la muralla además de tener saeteras (mejor integrada imposible), una portada barroca-clasicista, pero un interior gótico valenciano/levantino.

Sí, la decoración interior es escasa pero igualmente pudimos apreciar su encanto. Aunque si buscabas decoración, a mano derecha está la Capilla de Santa Marta, la patrona. Aquí sí que podemos observar pinturas, tonos dorados y cuadros que te dejarán maravillado.

Fueron construidas en el siglo XVI para proteger la costa de los ataques de piratas berberiscos. Sin embargo, durante la Guerra de Sucesión, gran parte de las murallas fue destruida. Aún se conservan tramos significativos como en la Plaza de la Generalitat.

Villajoyosa también se ha rendido al street art, y lo ha hecho bien. En distintas calles del centro encontrarás murales preciosos que incluso reinterpretan el pasado pesquero como el que homenajea a las mujeres del barrio marinero. Simplemente dan ganas de sacar el móvil y subirlo todo a Instagram.

Que no cunda el pánico Cuenca, sigues manteniendo el título de las Casas Colgadas. Pero aquí en La Vila también hay unas casas suspendidas al margen del río Amadorio.

Te preguntarás, ¿pero porque las construyeron aquí? Bueno pues las murallas tras ser destruidas, no tenía sentido volver a reconstruirlas pues carecían de su original sentido. Así que se reaprovecharon para construir casas. Sin duda, es uno de los rincones más fotografiados de la ciudad. Desde el puente antiguo tendrás la mejor vista.

Villajoyosa al tener playa y ser un pueblo marinero olerá a sal, ¿no? Pues déjanos decirte que también huele dulce. A nuestro afrodisiaco favorito… El chocolate 😍.

Como decíamos al principio del post, las relaciones comerciales entre Villajoyosa y América trajeron consigo el cacao, instaurando aquí una importante industria chocolatera.

Aquí podrás visitar el Museo del Chocolate Valor, una forma divertida (y sabrosa) de aprender su historia, el cultivo del cacao, y los métodos tradicionales y modernos para la fabricación del verdadero oro marrón. Y por supuesto, probarlo 😋.

La entrada al museo es gratuita, pero se debe reservar con antelación ya que las visitas guiadas tienen un aforo limitado.

La Barbera dels Aragonés es una antigua masía del siglo XVII que fue convertida en un palacete. Fue la residencia de una familia noble con raíces pesqueras, aunque hoy funciona como espacio cultural  que acoge evento y exposiciones temporales, pero puedes visitar la casa-museo en determinadas épocas del año o con cita previa. El entorno de la casa ha sido rehabilitado como un parque público bastante acogedor.

El Vilamuseu es el museo municipal de Villajoyosa. Este museo arqueológico y etnológico alberga una impresionante colección que abarca joyas de oro fenicio-púnicas, una cantimplora egipcia del siglo VI a.C., cerámica ibérica pintada, mosaicos romanos, y el tesoro del museo: el cargamento del pecio Bou Ferrer. Es un barco romano de la época del emperador Nerón que naufragó frente a las costas de Villajoyosa, cuyo contenido incluye ánforas y lingotes de plomo con inscripciones de Nerón.

También ofrece exposiciones temporales que exploran diversos aspectos del patrimonio local, y cuenta con el espacio Vilakids, dedicado a actividades educativas y talleres para los peques.

La vía neurálgica de Villajoyosa es la Calle Colón, justo la misma calle donde se encuentra el Vilamuseu. Una calle, ahora peatonalizada mediante bolardos, llena de comercios que muestra en su arquitectura el esplendor modernista que vivió Villajoyosa a principios del siglo XX. Balcones de forja y fachadas elegantes. Pero destaca la actual Oficina de Turismo de Villajoyosa, que es el Chalet de Centella, un palacete modernista que perteneció a una familia pesquera que se enriqueció con el comercio. Muestra de ello, las especies traídas de América latina que podemos ver en el jardín.

Más abajo se encuentra el mítico Café Mercantil, un punto de encuentro social de la época (aunque sólo fuera para hombres…). De aquí es súper típico el nardo, una bebida tradicional que más abajo te contamos qué contiene. Spoiler: no es nada flojo.

El Mercat de La Vila  es un lugar ideal si buscar productos locales para comprar algún souvenir. Aquí hay una gran variedad de puestos que ofrecen productos frescos de la comarca. Fruta y verduras, pescados y mariscos, quesos, fiambres, mermeladas, bollería, etc.

Si eres fan de la arqueología o te gusta aprender de la historia del lugar reviviendo el pasado in situ, en La Vila encontrarás algunos vestigios de antiguas civilizaciones como los íberos o los romanos.

Las Termas públicas de Allon, construidas entre 85 y 110 d.C., son otro testimonio de la importancia de la ciudad romana de Allon. Incluía piscinas frías y calientes, salas de masaje y saunas.

La Torre de Sant Josep, o Torre de Hércules, es un monumento funerario romano del siglo II d.C., y es la mayor torre funeraria romana conservada en España.

Otro lugar interesante es el Santuario de la Malladeta, un antiguo templo íbero del siglo IV a.C. dedicado a la diosa Madre, y que está vinculado a la agricultura mediante un fenómeno astronómico: durante los equinoccios, el sol sale por la ladera derecha de la isla de Benidorm, lo que  marca el inicio del año agrícola.

En la misma zona, y si vienes a Villajoyosa desde el sur, habrás visto un gran palacete con un estilo árabe. Se trata del Palacete de la Malladeta o Villa Giacomina, una mansión construida en 1920. No tiene nada de relevancia histórica pero llama la atención al combinar símbolos de las tres religiones monoteístas.

Cómo no íbamos a hablar de dónde darse un bañito en Villajoyosa. Y es que con 12 kilómetros de costa, tiene un amplio abanico de playas para todos los gustos: calas escondidas entre acantilados, largas playas urbanas con bares y restaurantes, arena fina, piedras, aguas azul turquesa… En La Vila el Mediterráneo se muestra en su mejor versión, así que a continuación te dejamos cinco playas y calas que tienes que visitar:

• Playa del Torres: comenzamos con nuestra playa favorita, la Playa del Torres. Tiene unas aguas de un azul turquesa súper súper intenso. Nos recordó mucho a las playas de Dhermi, o a las de Himarë en Albania. Es una playa entre arena y piedras. Lo mejor es que tiene bastante sombra con los árboles.

• Playa de Villajoyosa: es la más extensa y urbana con el paseo marítimo lleno de vida, restaurantes y las icónicas casas de colores vigilando desde la orilla.

• Racó Conill: dos calas de aguas cristalinas que cuentan con un gran aparcamiento gratuito. Es playa naturista pero en verano se masifica y la gente va como quiere.

• Playa de Bol Nou: una calita entre barrancos de arena fina y un azul espectacular.

• Playa Varadero: playa de piedras finas junto al puerto de La Vila.

• Otras: Puentes del Moro, Tio Roig, Playa de los Estudiantes, La Caleta, L’Esparrelló, Playa del Paradís, El Xarco, Playa de la Mallaeta.

Villajoyosa tiene una amplia oferta de actividades. Por supuesto, y lo primero que se nos ocurriría, es hacer un tour guiado para conocer el lugar. O por ejemplo, como ya habíamos adelantado, conocer el Museo de Chocolate Valor. Pero en La Vila también hay rutas senderistas muy interesante que van por acantilados, o llegan a una presa. Y para los amantes del ciclismo, aquí también hay cabida.

En un lugar con playa es imposible no hacer deportes acuáticos. Nosotros hicimos kayak y paddle surf. Ambos, un reto para el equilibrio. Pero con estas aguas tan claras, también es irresistible el snorkel. Por cierto, en la playa del Xarco hay una pradera de posidonia súper bonita así que si te gusta el snorkel, ya sabes.

Nos morimos de gansa también de hacer parasailing, coasteering (algo así como barranquismo pero en el litoral), y de nuevo subir en una moto de agua.

Bueno pues ya que te hemos convencido de venir a La Vila Joiosa, te preguntarás… ¿y qué es típico allí? ¿Qué comer en Villajoyosa? ¡Pues oído cocina! PlanDcocineros (o más bien, PlanDglotones) se pone manos a la obra para contarte los platos típicos de La Vila.

La gastronomía de Villajoyosa es principalmente marinera (obvio). Pero a su estrecho vínculo con la pesca se suma el legado agrícola de su huerta y, cómo no, su histórica tradición chocolatera.

Los pescados y mariscos nutren los fogones dando platos como el caldero de peix, calamarets amb ceba (chipirones con cebolla), cruet de peix, o la pebrereta (un guiso de pimientos verdes, calabaza, tomate y santgatxo, que es el cuello del atún en salazón).

Pero como no puede ser distinto en la Comunidad Valenciana, si hay un ingrediente que compite en protagonismo con el pescado, ese es el arroz. Platos como el arroz a banda, arròs amb ceba i carabassa (arroz con salmonete, judías verdes y calabaza) o el arròs amb llampuga (arroz con llampuga que es un pez, judías verdes, calabaza, y ñora, que es una variedad de pimiento redondo). Sin olvidar, por supuesto, la mítica paella en sus múltiples variantes.

La huerta también ha dejado huella en la cocina local, con platos como el espencat (hortalizas asadas y braseadas como pimeinto rojo y verde, berenjena, cebolla, tomate, y bacalao), las faves sacsades (habas y tocino rehogados) o los bollets a la lloseta (una especie de empanadilla o masa de harina rellena de acelgas y melva, que es un pescado).

Y para los más golosos, la repostería tradicional ofrece delicias como la coca de almendra, pastissets de moniato (empanadillas de boniato), o los borreguets sequets (una rosca dulce). Y por supuesto, ¡el chocolate! Aunque no nos detendremos en volver a hablar de él.

En cuanto a las bebidas, destaca el Nardo Vilero, una curiosa (y fuerte) mezcla de café granizado con absenta.

Una excelente opción es Il Forno di Pietro. Ubicado en la preciosa Plaza de la Iglesia, este restaurante ofrece una carta centrada en ingredientes frescos y de calidad. Cenar en su terraza es mágico, ya te lo adelantamos. Y el vermú que preparan… Mmmm… ¡Sólo de recordarlo se nos hace la boca agua porque está exquisito!

¿Buscas un alojamiento en Villajoyosa que te quite el hipo (pero de lo bonito)? Pues apunta esta opción: el Hotel Vistamar Wellness by Destino La Vila. Un tres estrellas a 15 minutitos a pie del centro, este hotel tiene habitaciones amplias y luminosas, un desayuno buffet bastante bueno y dos piscinas (una al aire libre y otra cubierta) para relajarte como te mereces después de un día de calas o paseos.

Lo que realmente nos dejó con la boca abierta fueron las vistas desde la habitación. Levantar la persiana y que te reciba un amanecer que tiñe el cielo (y el agua) de rosa y naranja es algo que no se olvida.

Ah, en la 4ª planta hay un skybar con mejores vistas aún, perfecto para pedirte un cocktail y charlar.

Si prefieres ir a tu aire, y cocinar, apunta este Airbnb: Apartamento Reflejo del Mar. Ideal para una escapada en pareja (aunque tiene sofá cama para hasta 4 personas). Piscina comunitaria, cocina completísima, decoración con gusto, terraza con tumbonas y a pie de calle, unas vistas que hay que verlas para creerlas.

Está a solo 5 minutos en coche del centro de Villajoyosa y a 12 minutos andando de la  espectacular Playa del Torres.

La Vila Joiosa también destaca por organizar unas fiestas espectaculares. Entre ellas, y las más significativas, son las Fiestas de Moros y Cristianos de Villajoyosa. ¿Alguna vez has visto un desembarco pirata, con fuegos artificiales, tabores y trajes dignos de película? Pues aquí lo tienes. Son, sin exagerar, una de las más espectaculares de toda la Comunidad Valenciana.

Durante una semana entera, el pueblo se transforma: desfiles (tanto de día como de noche), pólvora, concursos de paellas… Pero sin duda el gran desembarco se lleva la palma. Ese momento que conmemora el ataque de los berberiscos en el siglo XVI (bando moro), llegando por mar y enfrentándose a las tropas cristianas, amparados por la patrona Santa Marta, en la playa.

Si tienes pensado venir en verano, intenta cuadrar finales de julio para vivir estas fiestas porque seguro que es algo que no se olvida.

Pero La Vila también guarda espacio para la devoción. Durante la Semana Santa, las calles se llenan de procesiones. Una oportunidad de conocer otra cara de La Vila.

Otras fiestas menos conocidas pero con un encanto especial son las Lágrimas de Santa Marta. Durante el último fin de semana de mayo, Villajoyosa conmemora el milagro de las lágrimas de Santa Marta recorriendo las calles del casco antiguo y del barrio marinero en procesión, entre velas, banderillas de la santa, silencio y emoción.

Se dice que la figura de la santa lloró justo en el momento en que se firmó la construcción de una presa, dotándola de suerte para levantarla. Supuso el fin de las sequías en la región.

Este rincón colorido de la Costa Blanca es bastante fácil de llegar sea con la vía que sea.

Si vienes en coche, desde Alicante o Valencia, toma la autopista AP-7 y sal por la salida 66 en dirección a La Vila Joiosa/Villajoyosa. Para los que venimos desde Madrid, la ruta más directa es por la A-3 y en la bifurcación pasado Honrubia, en lugar de seguir dirección Valencia se sigue dirección Alicante por la A-31, y luego enlazar con la AP-7 hacia Villajoyosa.

Si vienes en tren, tendrás que coger el larga distancia/alta velocidad hasta Alicante, y aquí desde la estación de Luceros en el tren alicantino (TRAM) hasta La Vila. El trayecto dura aproximadamente una hora pero a cambio, tendrás unas vistas espectaculares del litoral.

Por supuesto también puedes llegar en bus. En ocasiones puede ser la opción más barata pero también la más tediosa con incluso 6-7 horas de trayecto si vienes de Madrid… Si vienes desde Alicante, la línea 522 conecta con Villajoyosa en aproximadamente 40 minutos.

Y bueno, si vienes de las islas o de una parte lejana de la Península, el aeropuerto más cercano es el de Alicante-Elche (El Altet), situado a unos 50 km de Villajoyosa. Desde allí, tendrías que tomar un autobús o el TRAM para llegar a La Vila.

Si te apetece explorar un poco más allá de La Vila, cerca hay pueblos y rincones con muchísimo encanto. Aquí van algunas escapadas top para hacer en un día:

• Altea: casas blancas con puertas azules, calles empedradas, buganvilla, y vistas al mar desde su casco antiguo. Un pueblo de postal que enamora a primera vista.

• Benidorm: de las casitas bajas pasamos a los rascacielos, playas infinitas y un sol que parece no esconderse nunca. ¿A quién no le apetece asomarse por el Balcón del Mediterráneo y ver semejante skyline?

• Alicante: ideal para combinar cultura, gastronomía y playa. Revive la historia desde el Castillo de Santa Bárbara pero prepárate para flipar con las vistas que tendrás desde arriba. Disfruta de los productos de la tierra en su Mercado Central, o piérdete por el Barrio de Santa Cruz.

• Fuentes del Algar: te traemos un oasis entre el calor alicantino. Pozas naturales, cascadas, aguas fresquitas y transparentes. Perfecto para un día de naturaleza y chapuzón.

• Guadalest: imagina subir una escalera de piedra y cruzar el único acceso a la antigua villa medieval amurallada, el Portal de Sant Josep. Una foto de postal única de la Costa Blanca en Guadalest, con el Castillo de Sant Josep imponente en lo alto, y las mejores vistas desde el Mirador del Calvari a las aguas turquesas del embalse.

• Calpe: el imponente Peñón de Ifach te dará la bienvenida. Subirlo es un reto, pero las vistas merecen la pena. Su paseo marítimo y sus playas son ideales, pero en Calpe también encontrarás calles singulares como la Calle Puchalt con la bandera de España pintada en las escaleras. También encontrarás ejemplos de arquitectura moderna como el edifico La Muralla, que te recordará por la serie El Juego del Calamar.

• Denia: un puerto con rollo marinero, castillo con vistas y una gastronomía que es un must, especialmente si te va el arroz. Si te va el senderismo, no dudes en hacer alguna ruta por el Parque Natural de Montgó.

• Jávea: calas escondidas y un color de mar que parece photoshopeado. La Cala Granadella es famosa, pero hay muchas más joyitas por descubrir. Entre ellas, la Cova Tallada, una cueva esculpida por el hombre con una piscina natural en su interior y unos arcos increíbles.

caja excursiones a: Altea, Benidorm, Alicante, Fuentes del Algar, Guadalest y Calpe, Denia, Jávea

Por si no lo sabías, nosotros, PlanDviajero, formamos parte de la Asociación Madrid Travel Bloggers, una asociación sin ánimo de lucro cuyo objetivo principal es compartir experiencias y conocimiento entre viajeros. El finde del 9 al 11 de mayo, tuvimos la gran oportunidad de asistir como invitados al octavo aniversario de la Asociación de Travel Bloggers de la Comunidad Valenciana #CVTB8, que se celebró en La Vila. Un fin de semana repleto de actividades que nos hicieron conocer al 100% este lugar, e incluso querer mudarnos aquí en verano.

Tuvimos el grandísimo honor de ser galardonados con el primer premio a Mejor Artículo de la Comunidad Valenciana con nuestra querida Xàtiva, y el segundo premio en la categoría Mejor Relato de Viajes, el premio que más ilusión nos hacía ganar sin duda alguna. Y como no podía ser con otro artículo que nuestro querido Vietnam en 15 días, un viaje que nos marcó de por vida. (PD: el cartel estaba mal, es un 1er premio)

Sólo podemos estar súper agradecidos a nuestros compañeros valencianos por contar con nosotros para este evento, por haberlo hecho súper entretenido y divertido. ¡¡Por supuesto que La Vila es «joiosa»!!

En fin, esperamos que te haya quedado claro por qué decimos que La Vila es una joya. O el por qué de su nombre «La Vila Joiosa«. Una paleta de colores pero también de emociones: placer con el sabor del chocolate, tranquilidad con el sonido de las olas, las gaviotas y el olor a sal, fascinación con todos los restos arqueológicos que han aguantado el paso del tiempo, o vitalidad con la energía que transmiten los vibrantes colores de las casas.

Villajoyosa es un lugar que se vive sin prisa, con alegría, y que se queda contigo mucho después de volver a casa. ¿Tú también quieres una dosis de alegría con vistas al mar?

Si Villajoyosa te ha conquistado con sus colores, sabores y emociones, te invitamos a seguir descubriendo los tesoros de la Comunidad Valenciana. Sumérgete en la historia y la resiliencia de Xàtiva, donde el fuego y el agua narran leyendas centenarias. Déjate envolver por la espiritualidad y los secretos del Monasterio de Sant Jeroni de Cotalba, una joya escondida entre naranjos. Y, por supuesto, vive la explosión de arte y tradición en las Fallas de Valencia, una fiesta que enciende todos los sentidos.