¿Irlanda en 8 días? ¡Claro que es posible! Cuando pensamos en esta isla mágica, imaginamos verdes praderas, enormes acantilados y una cultura llena de mitos y leyendas. Pero lo que encontramos superó todas nuestras expectativas: historia celta muy marcada, pequeños pueblos encantadores, paisajes de otro mundo y, sobre todo, la cálida hospitalidad irlandesa. En este artículo, te contamos cómo organizamos nuestro recorrido en coche para explorar lo mejor de Irlanda y de Irlanda del Norte en sólo ocho días, con consejos y anécdotas que te harán sentir parte de esta aventura. ¡Acompáñanos!

Acantilados de Moher, Irlanda.
- 1. ✈️ ¿Por qué viajar a Irlanda?
- 2. 📅 ¿Cómo organizamos nuestro viaje por Irlanda en 8 días?
- 3. 📷 Ruta por Irlanda en 8 días
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- 3.1. 📍 Día 1: De ruta a Cobh, Killruddery, Glendalough y Cork
- 3.2. 📍 Día 2: Cobh, Cork y Anillo de Kerry
- 3.3. 📍 Día 3: La Península de Dingle, Paisajes y Acantilados de Moher
- 3.4. 📍 Día 4: Galway , Abadía de Kylemore, Sligo y Donegal
- 3.5. 📍 Día 5: Irlanda del Norte y la ciudad de Derry
- 3.6. 📍 Día 6: Calzada del Gigante, Costa de Antrim, Carrick a Redge y Dark Hedges
- 3.7. 📍 Día 7: Belfast – Historia, cultura y pubs irlandeses
- 3.8. 📍 Día 8: De vuelta a Dublín y cierre del viaje
- 4. ⭐ Consejos y recomendaciones para viajar a Irlanda
- 5. 👍 Lo que más y menos nos ha gustado de Irlanda
✈️ ¿Por qué viajar a Irlanda?
Cuando pensamos en viajar a Irlanda, se nos vino a la mente un destino verde, lleno de mitos, leyendas y paisajes infinitos. Sin embargo, más allá de las imágenes idílicas, descubrimos un país con una historia fascinante, una cultura muy marcada y gente hospitalaria. Irlanda es mucho más que visitar Dublín y sus pubs: es una mezcla de ciudades modernas, ruinas medievales y naturaleza que parece sacada de las películas de ficción.
Si todavía no te has decidido a viajar a Irlanda, aquí tienes 3 razones para considerar un viaje de 8 días por la isla:
- Paisajes de película: Y es que, ¿quién nunca ha visto series como Juego de Tronos, Vikingos o Derry Girls? Los paisajes de esta isla son alucinantes. Desde los Acantilados de Moher, la península de Dingle, o la Calzada del Gigante, son sitios que debes visitar al menos una vez en la vida. Cada carretera de este viaje nos llevó a vistas que nos dejaban sin aliento: castillos junto a lagos, campos verdes llenos de ovejas y paredes de piedra que aparecen sobre el océano Atlántico.
- Rica historia y cultura: Irlanda es un lugar repleto de historia, ya sea reciente como «The Troubles» (el conflicto norirlandés) o antigua, como su historia celta. Puedes recorrer las antiguas murallas de Derry, visitar castillos y antiguas abadías, o recorrer cementerios de antiguos monasterios hoy desaparecidos. Tienes cientos de lugares únicos que querrás descubrir.
- Cumplir el sueño de mi madre: Por fin puedo decir que he llevado a mi madre a Irlanda, y sí, era un destino que estaba deseando visitar. Por lo que por su cumpleaños le regalamos los vuelos y por fin pudo conocer Irlanda. Es más, las dos Irlandas. Cositas de ser un buen hijo… 🤭 jejejejeje.
📅 ¿Cómo organizamos nuestro viaje por Irlanda en 8 días?
Como todo viaje, la planificación fue clave para aprovechar al máximo cada día y debemos confesar que tuvimos que cambiar algunos puntos de día, eliminar alguno y añadir pequeñas joyas que nos fuimos encontrando. Digamos que ha sido un viaje muy dinámico y con pequeños easter eggs escondidos… Como viene siendo costumbre, comenzamos reservando los vuelos y definiendo la ruta, que incluía 8 días en coche recorriendo el país rodeando la costa. Optamos por volar a Dublín y, desde allí, explorar tanto la República de Irlanda como Irlanda del Norte.
Llegamos a Dublín y desde el aeropuerto alquilamos un coche, todo una experiencia conducir con el volante a la derecha y por la izquierda… Aunque al principio conducir fue un desafío, rápidamente nos adaptamos y pudimos centrarnos en disfrutar de la ruta. Además, es la mejor forma de moverte por el país, ya que te permite llegar a lugares menos accesibles y marcar tu propio ritmo.
Consejo: te recomendamos un coche automático, así puedes olvidarte de cambiar de marchas con la mano izquierda y puedes centrarte en pillar las rotondas «al revés».

Creamos un mapa personalizado en Google MyMaps (os lo compartimos debajo) para marcar todos los puntos de interés, diferenciando por colores los puntos que queríamos ver cada día. Con la ruta clara, calculamos las distancias y tiempos para no perdernos ninguna de las maravillas del país. Pero vamos, que una vez sobre el terreno tuvimos que adaptarnos, ya que llueve, hay atascos, retrasos…
Seguimos reservando los alojamientos en su mayoría Airbnbs bien ubicados, donde pudimos descansar y disfrutar de desayunos caseros para empezar el día con fuerzas. Elegimos hacer la ruta en sentido horario, partiendo de Dublín hacia el sur (Kilrúderi y Wicklow), y luego subiendo hacia Cork, la Península de Dingle, Galway, Irlanda del Norte y terminando nuevamente en Dublín.
📷 Ruta por Irlanda en 8 días
📍 Día 1: De ruta a Cobh, Killruddery, Glendalough y Cork
¡Ya en Irlanda! Y el viaje comienza un poco torcido porque el móvil de Aarón no hay forma de que coja cobertura. Nada más pasar el control de pasaportes, que aunque sea Unión Europea tienes que pasar el control, fuimos a recoger las llaves de nuestro coche de alquiler. Y a ver como lo explicamos… ¡Primera vez que conducimos con el volante a la derecha! Unas risas aseguradas… Tras practicar un poco por el recinto del aeropuerto pusimos rumbo a la que fue nuestra primera parada, Killruddery House and Gardens.

La Casa Killruddery es una impresionante mansión con jardines centenarios que datan del año 1618. Pertenece a la Familia Brabazon y han conseguido mantenerla en su estado original desde entonces. Comenzamos caminando por los senderos que recorren los jardines de la casa, rodeados de naturaleza, disfrutando de las variedades de plantas y árboles que datan de siglos atrás. Por los jardines nos encontramos con fuentes, grandes estanques, un bosque y animales de granja que allí habitan. Al ser viernes y hacer un día de 10, el recinto estaba lleno de familias, nada nos hacía pensar que al día siguiente… Bueno, no os hacemos spoiler.

A la vivienda se puede acceder con un tour guiado, pero por la hora que era y los tours que quedaban libres, decidimos no entrar y así no retrasarnos en nuestro planning. Tras hacerle mil fotos a la casa, las fuentes, lagos y jardines, salimos al mercado granjero, un mercado de fin de semana en el que venden diferentes productos de la huerta como por ejemplo: anchoas de Santoña, quesos de Cantabria, embutidos extremeños… Vamos, todo lo que crece en una huerta en Irlanda… ajjajaajaja. Quitando este puesto, los demás sí que eran productos de agricultores y artesanos locales.

La entrada a los jardines tiene un precio de 7,50€, si la combinas con la visita a la casa son 14€. El mercado es de acceso gratuito. Tras ver varias opciones optamos por comer en un puesto de pollos asados con gravy y ¡qué bueno estaba! La salsa y el relleno de 10. Tras reponer energías pusimos rumbo al que sería nuestro segundo destino, Glendalough.
Glendalough es un antiguo asentamiento monástico enclavado en un valle entre montañas. Tras aparcar el coche, comenzamos la ruta que nos llevó por un sendero muy cómodo hasta la la antigua Ciudad Monástica, en la que apenas quedan las ruinas de la Catedral de Glendalough, una torre circular muy alta, la Iglesia de Santa María y un montón de lápidas centenarias con cruces celtas.

El siguiente punto fue el lago inferior, un lugar muy tranquilo en el que tampoco nos detuvimos mucho. Finalmente llegamos al lago superior, un inmenso, pero inmenso lago rodeado de vegetación llenado por una pequeña cascada al fondo. Una de las cosas que nos flipó fue que mientras que nosotros estábamos abrigados hasta arriba con el chaquetón, había tres irlandeses bañándose. Son gente que ni siente ni padece… ¡qué frío!

En el camino de vuelta al coche, nos encontramos un ciervo pastando tranquilamente, rodeado por varias personas haciéndole fotos sin que le importara en lo más absoluto. Optamos por utilizar una carretera secundaria que cruzaba varios pueblos y diferentes paisajes para llegar a Cork. Allí estaría nuestro primer alojamiento, ubicado estratégicamente para poder comenzar el segundo día sin perder nada de tiempo. Si hubiéramos tenido un poco más de tiempo, nos habría gustado ver el Black Castle o la Powerscourt House.
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Embárcate en esta excursión por el Anillo de Kerry y descubre paisajes que parecen sacados de un cuento. Acantilados, montañas y una costa espectacular te esperan en uno de los rincones más bonitos de Irlanda. 🌿✨
📍 Día 2: Cobh, Cork y Anillo de Kerry
El segundo día amaneció oscuro, gris y muy, pero que muy lluvioso. Nuestra idea era conocer las ciudades de Cobh y Cork antes de continuar nuestra ruta hacia Kerry. Spoiler: el tiempo nos iba a cambiar todos los planes. Estuvimos alojados a unos 15 min de Cobh, un pueblo costero, muy conocido por ser el último sitio donde paró el Titanic antes de hundirse.
A nuestra llegada, pudimos aparcar casi en el centro. Sólo estábamos nosotros, por lo que no fue nada difícil conseguirlo. Fuimos a conocer la Catedral de Cobh, la Catedral de St. Colman, un templo de 1867 de estilo neogótico que preside el pueblo desde las alturas con vistas al puerto. Pudimos acceder a su oscuro interior de forma gratuita para refugiarnos por unos minutos del mal tiempo.

Continuando con nuestra ruta pasada por agua acudimos a un mirador, para obtener la famosa foto de Cobh con sus casitas de colores y la Catedral de San Colman encima. El mirador es desde una casa privada en la que amablemente tienen abierta la puerta a turistas. Nos hizo mucha gracia que pidiese un donativo de 2€ para mantener el jardín y hubiese un mensaje que decía: » También puede ser más, que mi hijo quiere un Ferrari», en fin, humor irlandés…

Finalmente nos atrevimos a bajar por la calle de las casas de colores de Cobh para conocer la zona portuaria, con el memorial del Titanic y el Museo del Titanic de Cobh, ya que en Belfast hay otro. Aquí el tiempo empezó a pegar más fuerte y ya estábamos totalmente calados, por lo que tuvimos que abandonar nuestra idea de visitar la Isla de Spike (el Alcatráz irlandés) y conformarnos con un paseo de 5 min por el paseo marítimo, conocer el Titanic Memorial y volver corriendo al coche antes de ponernos malos el resto del viaje.

De vuelta al coche y con los calcetines mojados, y pegados al pie con esa sensación de frío húmedo que te llega hasta los huesos, pusimos la calefacción en «Modo secado» y haciendo una sauna casera pusimos rumbo a Cork, para hacer la visita guiada por la ciudad.
Llegamos a Cork y lo que encontramos fue más agua y más viento por lo que tuvimos que cambiar de planes. Anulamos el free tour y buscamos qué hacer sin calarnos. Optamos por visitar la Cork City Gaol, conocida como la cárcel de Cork. Este museo, se encuentra en una antigua prisión, en la que conocimos una perspectiva de la vida en este lugar durante el siglo XIX. Optamos por realizar la visita con audioguía en español, súper aconsejado para no perderse nada y enterarse de quiénes son las personas que se representan en las celdas y su historia. La visita duró aproximadamente 1.30h, con un precio de 13€.

Como el día no iba a mejorar (obviamente), continuamos nuestra ruta hacia Gougane Barra. Según llegamos paramos a comer en una cafetería/bar, un auténtico desastre. Cominos dos cosillas por un precio totalmente desorbitado y cantidades un poco ridículas, pero lo de comer en Irlanda es una locura… Este lugar destaca por San Finbarr´s Oratory, un pequeño templo en una islita en medio del lago. Seguía diluviando y la verdad que se veía aún más mágico bajo la lluvia, con cascadas formándose en las laderas de las montañas que lo rodean. A pesar de mojarnos, fue una experiencia muy top.

Continuamos el día recorriendo dos pueblos pintorescos: Allihies y Eyeries, ambos conocidos por sus casas de colores brillantes. Aunque no es que tuviesen mucho interés, la carretera por la costa sí que fue preciosa. Disfrutamos de vistas espectaculares de la costa y acantilado, varios arcoiris y hasta burritos pastando bajo la lluvia. Paramos para tomar un cafetito y un scoone para despejarnos un poco y continuar con la ruta.
¡Por fin dejó de llover! Y sí, salió el sol y todo. Flipando cuanto menos… Nos dirigimos al Anillo de Kerry, una zona increíble de paisajes espectaculares. De hecho, la bienvenida al Parque Nacional de Killarney nos la dio un enorme arcoíris. Hicimos muuuuchas paradas en el camino en diferentes miradores, acantilados y carreteras a ras del agua rodeadas de unos paisajes de unos verdes increíbles. No hemos visto tonalidades de un verde tan intenso en ningún lado.

En nuestro camino a la cascada de Torc vimos ciervos corriendo por la carretera, momento que aprovechamos para recordaros lo importante que es ir despacito por los Parques Nacionales y reservas. Nos llevamos una sorpresa cuando vimos la cascada, pues como había diluviado durante dos días, bajaba muchísima agua. Una flipada de imagen.

Muy cerquita visitamos Muckross House, una mansión a los pies del Lago Muckross. Conocimos los coloridos jardines de la mansión, con sus cientos de flores diferentes y sus árboles centenarios. Y todo esto sin creernos que hubiera un atardecer con el cielo azul totalmente despejado. Tanto la cascada de Torc como la mansión son de acceso gratuito, menos el interior de la mansión que tiene entrada.
Para acabar el día acudimos al Castillo de Ross, otro de los lugares top de Irlanda que transmiten una energía especial. Aunque no entramos al castillo, que ya había cerrado, dimos una vuelta por las murallas y el lago.

Después de un día tan intenso, sólo nos quedó cenar. Escogimos el Bunkers Bar, en el que por suerte encontramos música celta en directo y un ambiente muy acogedor. Sólo con decirte que estaban viendo el partido del Betis hasta que empezaron a tocar… Una Guinness, un guiso de cordero y a la cama.

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Déjate llevar por las tranquilas aguas de Cork en este paseo en barco. Una forma diferente de disfrutar de la ciudad y sus paisajes únicos. ¡No te lo pierdas! 🌊✨
📍 Día 3: La Península de Dingle, Paisajes y Acantilados de Moher
Tercer día en la Isla Esmeralda, y tras un exquisito y abundante desayuno en casa de Teresse y Rory, salimos a explorar la Península de Dingle. Esta zona es una de las regiones más espectaculares de Irlanda, con muchos puntos de interés muy cercanos y unos paisajes de ensueño. Comenzamos con la primera parada en Inch Beach, una playa famosa por sus kilómetros de arena dorada y por ser un lugar ideal para surfistas y amantes de la naturaleza.

Aunque el tiempo estaba en modo irlandés, ver el reflejo del cielo en la playa, mezclándose con las olas fue precioso. Por no mencionar los verdes acantilados que franqueaban la playa, sin palabras. Poco después nos dirigimos a Dingle, un pequeño pueblo pesquero conocido por sus casas de colores, pubs tradicionales y la posibilidad de hacer rutas para avistar delfines.

En Dingle, nos dimos un pequeño paseo por el puerto, explorando algunas tiendas y disfrutando de un ambiente muy animado y colorido. No nos detuvimos en exceso, ya que es un pueblito pequeño y se ve relativamente rápido. Continuamos el recorrido por la península, haciendo una parada en Isk Tower, una antigua torre de vigilancia con vistas impresionantes al océano. Nos pareció un tanto abusivo que se cobrase entrada por acceder al campo, ya que no está nada preparado para visitantes. Desde allí, continuamos rodeando la costa donde el paisaje se vuelve cada vez más salvaje y abrupto, con acantilados y montañas que caen directamente al mar.

Seguimos nuestra ruta hasta las famosas Beehive Huts, pequeñas construcciones de piedra que datan de siglos atrás y que eran utilizadas por monjes y habitantes de la región. Encontrarás varios de estos asentamientos en los que cada uno te ofrecerá alguna experiencia diferente, pero todos son más o menos iguales. Nosotros nos detuvimos en el que no utilizaban animales para lucrarse, ya que en algunas podías tocar ovejas, otros hacerte fotos con corderitos recién nacidos… Nuestra ética no nos lo permitió, sorry.

Después de conocer la historia de estos asentamientos, nos dirigimos a Dunmore Head, el punto más occidental de la isla y uno de los lugares más fotografiados de la península. La conexión con la saga de Star Wars es evidente, ya que algunas escenas fueron grabadas en esta zona, como la del retiro del Jedi meditando sobre la roca. No te puedes perder la playa que hay nada más llegar y el campo lleno de ovejas tumbadas tranquilamente al sol.

Hora de comer en Kruger’s Bar, el bar más occidental de Europa, donde probamos un delicioso fish and chips acompañado de una sidra local. Tras la comida, paramos en 3 yacimientos cercanos, hasta que nos dimos cuenta que se nos estaba complicando la hora de nuestra reserva en los Acantilados de Moher. Vuelta al coche y corriendo hacia los acantilados.

Tras un viaje algo apresurado, llegamos a uno de los lugares más emblemáticos de toda Irlanda: los Acantilados de Moher. Tuvimos la gran suerte (o la previsión) de haber reservado nuestra entrada para la hora de la puesta de sol, y no podríamos haber elegido mejor momento. De verdad, increíble. Los rayos dorados iluminaban los acantilados con una calidez mágica, dejándonos claro el porqué de la fama de este lugar.

Estos gigantes de roca se alzan hasta 214 metros sobre el Atlántico, y sus bordes escarpados desaparecen entre las olas que rompen bajo los pies. Estuvimos caminando un buen rato por el sendero que recorre el acantilado, rodeados de una vacas muy simpáticas que pastaban con semejantes vistas. ¡Qué afortunadas!

Otro de los puntos destacados de los Acantilados de Moher es la O’Brien’s Tower, el mirador principal. Desde aquí se ven los acantilados en toda su inmensidad y nos cuesta encontrar las palabras de lo mágico de este sitio. Nos quedamos allí unos minutos en silencio, simplemente mirando.
Tip viajero: Si vas a los Acantilados de Moher, reserva para el atardecer. Es la mejor hora para evitar las grandes multitudes y disfrutar de una puesta de sol. Difícil de superar, inolvidable.

Cuando la luz comenzó a desaparecer, volvimos al coche pensando que nuestro alojamiento estaba a tan solo 15 minutos. Sin embargo, con el cansancio del día y nuestra brillante habilidad para orientarnos, nos dimos cuenta de que estábamos a una hora y media. ¡Ups! Localidad equivocada. Pero, ¿qué sería de un viaje sin estos pequeños percances que luego se convierten en las mejores anécdotas?
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No puedes irte de Irlanda sin visitar los imponentes Acantilados de Moher. Esta excursión desde Dublín es perfecta para explorar uno de los paisajes más espectaculares de la isla. ¡Te dejará sin palabras! 🌅✨
📍 Día 4: Galway , Abadía de Kylemore, Sligo y Donegal
Cuarto día en Irlanda, y tras un buen desayuno para cargar pilas, nos lanzamos a visitar Galway, una ciudad que teníamos muchas ganas de conocer por su cultura celta y un ambiente joven. Nuestra primera parada fue la Catedral de Galway, un edificio que por fuera parece austero, pero cuyo interior sorprende con un contraste increíble de piedra y madera. Aunque no nos llevó mucho tiempo recorrerla, merece la pena entrar. Encima es gratis, ¡¡aprovéchalo!!

De ahí seguimos hacia el Castillo de Galway, que en realidad es más una torre que un castillo, pero tiene su encanto. También nos encontramos con las esculturas de Oscar Wilde y Eduard Vilde, donde nos detuvimos a sacar unas fotos y descansar un poco. En el corazón de la ciudad, en la plaza Eyre Square, disfrutamos del bullicio y del ambiente de las calles, aunque aquí vino nuestra primera gran reflexión del día: Galway nos decepcionó un poco. Quizá íbamos con muchas expectativas o simplemente necesitábamos algo más organizado, como un free tour para entender mejor la historia de la ciudad. Aún así, el paseo por el Arco Español, y la zona del puerto nos dejó imágenes bonitas y un momento de paz.

Tras cruzar este recuerdo de los españoles en la ciudad, nos adentramos al Latin Quarter, la zona con más encanto de Galway. Aquí encontramos una mezcla muy curiosa de antiguos edificios de piedra, con casas de colores y pubs, maravilla. A los pocos metros nos encontramos con la estatua de la Galway Girl, como canta Ed Sheeran, una mujer que aguarda sentada en un banco a que vengas a visitarla.

Para cerrar nuestra visita, entramos a la Iglesia de Saint Nicholas, una joya histórica que data de 1320. Finalizada la visita, tocaba volver al coche para seguir hacia el próximo punto. Galway no fue todo lo que esperábamos, pero sí nos regaló momentos para recordar.

De ahí salimos hacia el Parque Nacional de Connemara, y aquí es donde el día empezó a brillar de verdad. Este rincón de Irlanda parece de otro mundo: montañas cubiertas de brezo, lagos interminables y cielos abiertos que te hacen sentir diminuto. ¡Encima teníamos sol! Durante nuestra visita, conocimos al Gigante de Connemara. Según cuentan los locales, y dice la leyenda, si le das la mano te transmitirá la sabiduría ancestral de su pueblo. Por supuesto, Aarón y Regina no podían dejar pasar la oportunidad de hacerlo (nunca está de más un poco de sabiduría irlandesa).

Nuestra siguiente parada fue la impresionante Abadía de Kylemore, uno de los monumentos más icónicos de Irlanda. La Abadía se asienta sobre las ruinas del antiguo Castillo de Kylemore, siendo fundado en 1920 el convento de monjas benedictinas. El edificio se refleja en las tranquilas aguas del lago, y es una foto que tienes que tener en tu galería. Además de la abadía, recorrimos los Jardines Victorianos y el mausoleo, donde descansan los antiguos señores de Kylemore. Este sitio tiene un encanto especial, y se encuentra en una zona muy privilegiada.

Seguimos nuestra ruta y, como siempre, la comida nos llamó (a Aarón le llama a todas horas). Hicimos una parada en un pequeño pueblo de camino a Sligo, donde encontramos una cafetería para comer. Damos las gracias que la encontramos, porque estuvimos buscando y buscando y llegamos de milagro. Energizados, pusimos rumbo a Sligo, un pequeño pueblo que destaca por las ruinas de su abadía. La visita a la Abadía de Sligo nos encantó. Es la típica ruina que te imaginas de Irlanda, rodeada de verde y con el cielo azul.

De Sligo, nos dirigimos al Norte, haciendo una parada en Parke’s Castle, un castillo a orillas del lago Gill. Desde allí, nos aventuramos hacia la Cascada de Glencar, un lugar mágico rodeado de vegetación, ovejas pastando a sus anchas y la cascada con mucha agua. Para los más valientes, recomendamos hacer la pequeña ruta hasta la Devil’s Chimney, otra cascada muy peculiar que, aunque no llevaba mucha agua, está en un paraje increíble. Cuando la cascada lleva mucha agua, puede verse entre la maleza cómo, a los pie de la montaña, sale humo. De ahí su nombre, Chimenea del Diablo.

Finalmente, llegamos a Donegal, nuestra última parada del día. Este pueblo tiene un aire especial, con su mezcla de ruinas, historia y naturaleza. Visitamos las ruinas del Castillo de Donegal, las iglesias locales y el cementerio celta, donde las cruces se cuelan entre las ruinas de la iglesia. El día terminó con una puesta de sol espectacular sobre la bahía de Donegal.

Para rematar la jornada, nos metimos en un pub típico, donde disfrutamos de un delicioso estofado irlandés acompañado de una Guinness, mientras un grupo local tocaba música en directo. Entre las risas, la buena comida y el ambiente acogedor, fue el broche perfecto para cerrar un día lleno de contrastes y paisajes.
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📍 Día 5: Irlanda del Norte y la ciudad de Derry
Nuestro quinto día en la Isla Esmeralda comenzó temprano (como ya acostumbramos en nuestros viajes), listos para cruzar hacia Irlanda del Norte y conocer nuevos paisajes y lugares. El primer destino fue Fanad Head Lighthouse, un faro que custodia la línea costera del norte de Irlanda. Las vistas desde aquí son simplemente espectaculares, con el faro de fondo y un horizonte infinito. Los días despejados, se puede apreciar alguna de las pequeñas islitas. Esta costa es muy famosa por la cantidad de barcos hundidos, y los buzos que acuden en busca de los tesoros que llevaban.

Tras un paseo, continuamos hacia Ramelton, un pequeño pueblo con mucho encanto que no teníamos pensado visitar… pero por cosas del directo, tuvimos que paramos porque nos encantó. Aquí, el puente sobre el río Leannan y las casas de piedra a sus orillas nos regalaron un momento muy chulo y una fotos muy top. Aunque no nos detuvimos mucho, Ramelton tiene ese aire nostálgico de los pueblos irlandeses que tanto nos gustan.

Pasamos por Greenan Mountain, un paisaje rural de colinas y campos verdes, en donde encontramos un antiguo fuerte. Llamado Grianan of Aileach, se trata de una construcción en forma de circulo de la Edad del Hierro. Una auténtica flipada. Este gran circulo cuenta en su interior con varios niveles y escaleras para poder tener una visual de 360º. Tras la visita, que no nos llevó mucho tiempo, pusimos rumbo a un pequeño restaurante para comer.

Probamos Seafood Chowder, una crema de marisco que no solo estaba espectacular, ¡sino que además había ganado varios premios! Acompañada de pan recién horneado, y con un variado de pescado y marisco frito, todo muy muy bueno. ¡Que no falte la Guinness para acompañar!

La siguiente parada fue Malin Head, el punto más septentrional de la isla de Irlanda. Aquí, los acantilados se alzan abruptos sobre el Atlántico, con unas vistas que literalmente te dejan sin palabras. Este lugar no solo es famoso por sus paisajes, sino también por haber servido como escenario para la saga de Star Wars. Caminamos por los senderos, disfrutando de las vistas y el relax de estar prácticamente solos, sin coches, casas o carreteras.

Con el corazón lleno de paisajes, pusimos rumbo a Londonderry, o Derry, como prefieren llamarla los locales. Ya en Irlanda del Norte, el cambio se nota, especialmente en la atmósfera de la ciudad, las matrículas de los coches y en las carreteras. Derry es un lugar lleno de historia y contrastes. Lo primero que hicimos fue pasear por sus famosas murallas, que son las mejor conservadas de toda Irlanda. Desde lo alto, las vistas abarcan la ciudad vieja, con sus edificios históricos, y los alrededores. Todo un acierto, lo que nos extraña es que la ciudad no sea más conocida y debemos recomendarte visitarla sí o sí.

La Guildhall, con su impresionante arquitectura gótica, y los murales del Bogside, que narran los eventos del conflicto conocido como The Troubles, nos hicieron reflexionar sobre la historia tan reciente de esta región. Así terminamos este día en el que mezclamos paisaje con grandes ciudades. Veremos que nos espera en el día 6 (segundo en Irlanda del Norte).

Tip viajero: Si visitas Fanad Head o Malin Head, lleva ropa de abrigo, ya que el viento puede ser intenso incluso en verano. Y en Derry, no dejes de recorrer las murallas y visitar los murales del Bogside para entender mejor la historia de la ciudad. ¡Seguimos adelante!
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📍 Día 6: Calzada del Gigante, Costa de Antrim, Carrick a Redge y Dark Hedges
Esto ya se va acabando y la madre de Aarón ya está en modo «joooo, qué poco nos queda». Pero no pasa nada, ya queda menos para la siguiente aventura. Vamos con el día 6, un día de los más top en Irlanda. Nuestra primera gran parada fue el impresionante Dunluce Castle, un castillo en ruinas sobre el acantilado. Es fácil entender por qué este lugar fue elegido para representar Pyke, la fortaleza de la Casa Greyjoy en Juego de Tronos. Su aire dramático, con el mar rompiendo bajo los acantilados, lo hace uno de los castillos más icónicos de Irlanda del Norte. Para nosotros, amantes de Juego de Tronos, es un sitio que debes conocer. Es como estar metido en la serie.

Después de Dunluce, nos dirigimos hacia la famosa Calzada del Gigante, un lugar que simplemente no puede faltar en cualquier visita a Irlanda del Norte. Hicimos una pequeña ruta por la zona, disfrutando del paisaje y utilizando una audioguía que nos narraba tanto los datos geológicos como las fascinantes leyendas de gigantes que rodean este lugar. Las más de cuarenta mil columnas de basalto que se adentran en el océano crean una escena mágica que, junto con la narración de la audioguía, te hacen imaginar óomo el gigante construyó todo esto. Este toque de leyenda + paisaje convierten a la Calzada del Gigante en una de las grandes maravillas de Irlanda.

Tras la caminata, el hambre nos llevó a un restaurante cercano que nos encontramos en la zona. La comida fue bastante normalita, con un enfoque en productos locales y platos tradicionales. No nos gustó nada que tuviésemos que pedir en la barra, pagar antes de sentarnos y encima tener que ir a recoger la bebida y platos nosotros mismos. ¿Lo mejor? Te piden propina antes de haberte sentado… En fin.
Con el estómago lleno, continuamos hacia Ballintoy Harbour, otro escenario utilizado en Juego de Tronos. Aquí es donde Theon Greyjoy desembarca en Pyke. El puerto, rodeado de formaciones rocosas y con vistas al Atlántico, es un lugar con un encanto especial. A pesar de su tamaño, tiene algo mágico, y es fácil imaginar la escena de los barcos de los Greyjoy atracando aquí. En este lugar también hay algunas columnas de basalto como en la Calzada del Gigante, pero ni punto de comparación.

Nuestra siguiente parada fue el famoso Carrick-a-Rede Rope Bridge, un puente colgante que une la costa con una pequeña isla. Aunque las fotos lo hacen parecer mucho más largo, la experiencia de cruzarlo con el mar debajo fue bastante chula. El paisaje que lo rodea es precioso, con acantilados verdes y el océano azul extendiéndose hasta donde alcanza la vista. Es cierto que nos lo imaginamos mucho más largo, pero con todo y con eso, creemos que la experiencia mola bastante. Puedes hacer una pequeña ruta circular, que no te llevará mucho, para ver los acantilados.

Ya con la tarde cayendo, nos dirigimos a The Dark Hedges, uno de los lugares más mágicos de la jornada. Este túnel de árboles ancestrales es conocido por ser el Camino Real en Juego de Tronos, y al caminar por él, vuelves a cambiar de escenario totalmente. Tuvimos la suerte de llegar en un momento tranquilo, sin muchos turistas, lo que nos dejó disfrutar del lugar en paz. Los árboles retorcidos, con sus ramas formando un túnel natural, crean una atmósfera única. Desde hace unos años se ha cortado el tráfico en la calle, por lo que tienes que aparcar en un parking a 3 min y te cobran 5€ por dejar el coche.

Terminamos el día visitando las Cuevas de Cushendun, otro escenario icónico de Juego de Tronos. Aquí es donde Melisandre da a luz a la sombra asesina que cambia el curso de la serie. Más allá de su fama televisiva, las cuevas tienen un aire misterioso y se encuentran en un entorno natural precioso, con vistas al mar y una sensación de calma que nos encantó. Lo malo, están cerradas al público y te toca ser un poco explorador para llegar a ver un cachito. También intentamos llegar a The Gobbins, un sendero que recorre otros acantilados a nivel del mar. Llegamos al atardecer, dimos un pequeño paseo y vuelta.

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📍 Día 7: Belfast – Historia, cultura y pubs irlandeses
El séptimo día estuvo dedicado a conocer Belfast, la capital de Irlanda del Norte. Comenzamos con un recorrido por el Mercado de St. George, donde encontramos puestos de comida, artesanía y música en vivo, un ambiente muy animado y acogedor. Fue el mejor refugio ante el diluvio universal que estaba cayendo. Desde allí, caminamos hacia el Ayuntamiento de Belfast, un edificio majestuoso rodeado de jardines. En fotos es grande, pero en persona mucho mucho más.

Reservamos un free tour para conocer la historia de la ciudad, en la que nos fueron narrando los diferentes aspectos culturales, sociales y económicos de Belfast. Recorrimos lugares como Assembly Buildings, uno de los edificios más bonitos de la ciudad. Conocimos dos de los pubs más antiguos y famosos de Irlanda, no faltó el Hotel Europa, con el récord de atentados. También conocimos el Memorial del Titanic, los callejoncitos (que se transforman de noche) y el Big Ben de Belfast, que está un poco torcido. Tras visitar varios puntos más, nos dirigimos a McHughs, un restaurante de 1711. Comida, trato y lugar inmejorables.

Estómago contento, persona contenta, continuamos visitando Belfast. Recorrimos la zona del Titanic Belfast, un museo interactivo que narra la historia del famoso transatlántico que se construyó en los astilleros de la ciudad. Es un sitio fascinante que ofrece una perspectiva completa sobre la construcción, el viaje y el trágico final del Titanic. Continuamos explorando la ciudad, deteniéndonos en The Crown Liquor Saloon, uno de los pubs más antiguos y conocidos de Belfast.

Este lugar, con su arquitectura victoriana y ambiente único, es perfecto para tomar una Guinness y disfrutar de la auténtica experiencia irlandesa. También caminamos por el Barrio del Titanic y las zonas de grafitis, conocidas por su arte callejero que refleja la compleja historia social y política de Belfast.
Por falta de más días echándose la tarde encima, pusimos rumbo a Dublín para afrontar nuestro último día en Irlanda. Pero obviamente, nosotros no hacemos viajes sin parar en sitios chulos, por lo que nos detuvimos en: el Castillo de Roche (no visitable, puedes saltarlo), Monasterboice (un cementerio ESPECTACULAR) la Abadía de Mellifont, y Trim, con su espectacular castillo y torre enorme. Fue un día de 10.

📍 Día 8: De vuelta a Dublín y cierre del viaje
El último día de nuestra aventura nos llevó de regreso a Dublín. Dónde decidimos que la mejor manera de visitar la capital sería con un free tour por la ciudad. Spoiler: todo un éxito. Iniciando en The Spire, el punto de encuentro emblemático de O’Connell Street, fuimos recorriendo los puntos más importantes de Dublín, como el Trinity College y sus alrededores.

Caminando entre los edificios tan emblemáticos de la capital, llegamos al lugar más famoso de Dublín, Temple Bar. Este barrio, que es muy confundido con el nombre de un bar, es un lugar súper especial y animado. Todos los edificios están pintados de colores, con plantas y flores e incluso música para animar a los que recorren sus calles. Enamorados de este pedacito de Dublín. Volviendo con el famoso bar, el dueño del local, fue muy inteligente al ponerle el nombre a su bar y registrarlo. Fue el más listo, o el más rápido, y hoy en día es el bar más famoso de la ciudad. Pero que te quede claro que:
- Temple Bar: Barrio de Dublín.
- The Temple Bar: Un bar (muy turistada)

Tras miles de fotos en el barrio, visitamos el Castillo de Dublín y paseamos por sus jardines y patios, antes de dirigirnos a la Catedral del Santo Cristo, admirando la arquitectura y aprendiendo sobre su gran importancia histórica. Tras disfrutar de un último almuerzo en un restaurante vietnamita (en honor a nuestro viaje anterior), fuimos a conocer otro de los puntos imperdonables de Dublín, la Catedral de San Patricio. Tras el paseo por la catedral y sus jardines, fuimos callejeando por el centro, hasta despedirnos de la ciudad con un café en el Penny´s Bridge.

Como todo lo bueno se acaba, devolvimos el coche de alquiler con tiempo para no ir agobiados antes de tomar nuestro vuelo de regreso a casa. Y como nos gusta decir, ya queda menos para el siguiente viaje.
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Nos encantó esta visita guiada por Dublín, y no podemos dejar de recomendarla. Es la mejor manera de sumergirse en la historia y los secretos de la ciudad. ¡Un imprescindible para tu ruta por Irlanda! 🌟
⭐ Consejos y recomendaciones para viajar a Irlanda
- Conducir en Irlanda: Recuerda que en Irlanda se conduce por la izquierda y el volante está a la derecha, lo que puede ser muy lioso al principio, especialmente en las rotondas. Tómate tu tiempo para adaptarte y conduce con cuidado, sobre todo en carreteras rurales que pueden ser muy estrechas. Nuestra mayor recomendación es que si tienes pensado alquilar un coche, que sea automático. Así podrás ahorrarte el tener que cambiar de marchas con la mano izquierda.
- Clima: El clima es impredecible, con lluvias muy frecuentes al estilo irlandés. Lleva ropa impermeable, calzado adecuado y siempre intenta planificar alternativas para días lluviosos.
- Gastronomía local: No te pierdas el Irish Stew, el Seafood Chowder, la Guinness y la sidra. Explorar la gastronomía te permitirá conocer mejor la cultura irlandesa.
- Planifica bien tu ruta: Irlanda tiene muchos rincones escondidos, así que planificar con anticipación te ayudará a maximizar el tiempo. Incluye tanto destinos turísticos principales como pueblos y lugares menos conocidos, siempre te puedes encontrar una grata sorpresa.
- Respeta las normas y la naturaleza: Algunos sitios son áreas protegidas o tienen importancia cultural. Sigue las indicaciones y respeta el entorno natural, especialmente en lugares como los Acantilados de Moher y la Calzada del Gigante. Todos queremos conservarlo y que no nos prohíban el acceso.
👍 Lo que más y menos nos ha gustado de Irlanda
👍 Lo que más nos ha gustado:
- Los paisajes: La naturaleza en Irlanda es espectacular. Tanto las formaciones rocosas tan caprichosas, como sus acantilado y praderas verdes, son un estímulo visual constante.
- La amabilidad de sus habitantes: En Irlanda son todo unos Gentlemen, qué gente más amable y predispuesta a ayudarte. Ni un mal gesto, ni una mala cara. Tratar con los irlandeses fue genial.
- Cultura celta: En Irlanda aún mantienen y muestran su cultura tan arraigada. Puedes encontrar símbolos, cantos y bailes e incluso escuchar a algunas personas hablar Gaélico (escocés, irlandés y manés), lenguas celtas habladas en Irlanda y Escocia.
👎 Lo que menos nos ha gustado de Irlanda:
- La gastronomía: Sí, esta vez tenemos que decirte que hemos tenido una experiencia un poco regulera. Quitando el Irish Stew (guiso irlandés), Seafood Chowder (sopa de marisco) y algún platillo más, no podemos decir que tengan una gastronomía muy diferenciada exquisita. Se nos hizo un tanto monótona y repetitiva.
- Los precios: Los precios en Irlanda son muy elevados, comparados con lo que acostumbramos en España. Estamos hablando de que un plato principal cuesta alrededor de los 18€, las entradas a muchos monumentos no bajan de los 12€, aunque no tengas mucho que ver…, y el precio de la gasolina también es más elevado.
- Las ciudades: Quizás porque en nuestra cabeza nos lo imaginamos de otra manera, o por no investigarlo a fondo, pero ciudades como Belfast y, la que más, Galway nos decepcionaron por completo. Las que más nos gustaron fueron Dublín, a la que volveremos seguro y Derry (Londonderry). En cambio, los pueblos nos encantaron y nos parecieron mucho más interesantes y acogedores.
Nuestro recorrido por Irlanda en 8 días llega a su fin, pero cada paisaje, cada castillo y cada momento vivido es un cachito del país que nos llevamos a casa. Esperamos que este artículo te inspire a planear tu propio viaje por esta maravillosa isla. Y recuerda, cuando se trata de viajar, el mejor Plan es (D)escubrir, disfrutar y dejarse llevar. ☘️ ¡Hasta la próxima aventura! 🌍